AudioLibro: FINIS-TERRE AL BORDE DEL JORDÁN (2-Introducción), José

 




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Introducción

EL BUEN CAMINO QUE HAY QUE ANDAR

"Así dijo Yahweh: Paraos en vuestros caminos y mirad y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino y andad por él, y hallareis descanso para vuestras almas. Más dijeron: no andaremos" (Jer. 6: 16).

Notas:

- Cuando escribí esto por primera vez, dudaba si poner o no la última parte del versículo. Me doy cuenta ahora que prevaleció la presciencia del Señor, pues Él sabía bien que el mensaje no iba a ser escuchado, y no lo ha sido en estos últimos 26 años, salvo en poquísimos casos aislados, que yo sepa. Sin embargo, pienso que a partir del comienzo del U. G. A., probablemente en las próximas Fiestas de Tabernáculos de 2022, ahora si será recibido.

Creo que ello fue debido a que tanto el mensajero como los receptores del mensaje tendrían que pasar por ciertos procesos y madurar, para estar listos para proclamarlo y recibirlo, respectivamente. ¡Gloria a Dios porque creemos que ese tiempo ha llegado!

- Los subrayados y énfasis en las citas bíblicas son míos.



EL ESPÍRITU DE FINIS-TERRE NO CONDENA EL PENTECOSTALISMO

Algunas personas han advertido un tono de severidad y enojo al leer este libro. Esto es cierto.

Al respecto quiero decir que los mensajes proféticos son cual fuego y cual martillo que golpea la piedra (Jeremías 23: 29), son abrasadores y rompedores para sacudir al rebelde y obstinado, que permanece sordo y ciego a la amonestación reiterada del Señor; pero, igualmente, todo mensaje profético es redentor y acaba brindando la esperanza que la curación divina proporcionará, porque Él hiere y Él sana (Deuteronomio 32: 39). Como muestra vean Isaías 1 o Mateo 23.

El mensaje expresaba mi indignación y enojo ante una iglesia endurecida, cauterizada, que tras ser llamada reiteradamente a la santificación, no solo por mí, sino principalmente por otras voces, que continuamente llamaban al arrepentimiento a través de los dones de lenguas e interpretación. Dichos mensajes entraban por un oído y salían por el otro, sin tocar para nada la masa cerebral intermedia.

Tal vez el espíritu de indignación e ira con que se escribió este libro, pueda tener un grado de tono carnal, pero ciertamente creo que también expresa la indignación y la ira del Señor contra una iglesia impenitente.

Dios me lo dio en ese tiempo y no en otro y yo mismo tuve que digerirlo y permitir que el Señor lo hiciera carne en mi corazón a un costo de sufrimiento extremo; al fin y al cabo la propia visión anunciaba que yo sería el primero y, por ende, debería degustar las hieles curativas antes que los demás y luego hacerles partícipes de la fórmula medicinal.

Sí, amigos, el rollo profético ciertamente fue dulce en mi paladar y sentí la grandeza de escuchar su voz, de experimentar sus dones y de poder ser un instrumento en sus manos. Pero, ¡pobre de mí!, poco sabía yo de la amargura que dicho rollo produciría en mi vientre, al tener que digerirlo y asimilarlo para hacerme uno con él y que pudiera encarnarse en mi corazón, antes de poder compartirlo.

Así pues, el mensaje es liberado en el mismo tono o espíritu en que fue recibido, con la esperanza de que, ahora sí, ustedes también estén listos para poder asimilarlo como yo tuve que hacerlo.

Moisés, la aspirina, no pudo ser recibido, hasta que el mismo hubiera madurado la fórmula curativa, y el pueblo, el dolor de cabeza, estuviera en su punto álgido como para desear degustar la amarga medicina. Así es también ahora y siempre. (véanse Éxodo 2: 13-15; 3: 3; 4: 12).

Por otra parte, quiero dedicar unas cuantas palabras a mis hermanos pentecostales, entre los cuales me conté por 20 años.

Este libro no va contra el pentecostalismo, pues es una fase de nuestro crecimiento personal y como iglesia, ineludible para alcanzar la fase final de Tabernáculos. La misión de Tabernáculos es precisamente llevar al hombre viejo a la extenuación, para que quiera y pueda desistir en su empeño de servir a Dios carnalmente y entonces vuelva en sí, cual hijo pródigo, y esté dispuesto a regresar al hogar, a la casa del Padre. A todos nos es necesario llegar al fondo de nosotros mismos y morir, ¡para poder entrar a la vida abundante!

Este es un tiempo similar a la transición de Pascua a Pentecostés. No sean como los cristianos judaizantes de aquel tiempo, que solo estuvieron dispuestos a abandonar las prácticas religiosas pascuales del templo, los sacrificios, etc., cuando el juicio de Dios cayó por medio de la mano de Tito, destruyendo el templo y provocando un nuevo cautiverio de hierro en una nueva dispersión.

Esa es exactamente la misión del Espíritu, que tras la luna de miel, nos lleva a la luna de hiel; así como Cristo, después de ser bautizado en agua y en el Espíritu, fue llevado al desierto, para ser tentado y poder regresar en el poder del Espíritu y, ahora sí, poder ministrar en novedad de vida.

Amados hermanos pentecostales, permítanme repetir la frase de George Warnock, “no se trata de regresar a Pentecostés, sino de avanzar a Tabernáculos”.

Les dejo un estracto del estudio del libro de Apocalipsis de Stephen Jones, para que entiendan que estar en el desierto no es algo negativo absolutamente, sino un tiempo para recibir revelación y alimento de la Palabra de Dios y pasar a la siguiente fase de maduración.

Redimiendo el tiempo del desierto

Cuando Apocalipsis 12: 6 habla del “desierto”, Juan usa la palabra griega eramos, que significa “un lugar solitario, desolado, desierto, deshabitado”. Como de costumbre, aunque Juan usa el griego para expresar su revelación, está pensando con la mentalidad hebrea, por lo que debemos volver a la palabra hebrea para desierto, que es midbar. Esta palabra hebrea describe un lugar no tan desolado como la palabra griega, porque incluye pastos y no incluye un desierto.

Así que el desierto al que huye la mujer no es un escenario como el del Sahara, con dunas de arena estériles formadas por el viento al soplar. Es un lugar de pasto donde ella puede ser alimentada o “nutrida” (Ap. 12: 14). La principal superposición entre el concepto hebreo y griego es que es un lugar donde ella puede estar sola mientras crece y gana fuerza.

La palabra hebrea midbar se usa en 1ª Sam. 23: 14,

14 Y se quedó David en el desierto [midbar] en las fortalezas, y permaneció en la región montañosa en el desierto [midbar] de Zif. Y Saúl lo buscaba todos los días, pero Dios no lo entregó en su mano.

En la traducción griega (la Septuaginta), midbar se traduce como eramos, lo que demuestra que eramos es la forma griega de expresar el concepto hebreo para midbar. ¿Por qué esto es tan importante? Midbar es un sustantivo que se deriva de la raíz de la palabra dabar (la forma verbal). Según los expositores hebreos, la palabra dabar significa “hablar”, pero implica “una conducción o guía de la Palabra” hacia un territorio nuevo e inexplorado. Así leemos en Mat. 4: 1,

1 Entonces Jesús fue llevado [anago, “zarpar, lanzar, empujar”] por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.

El desierto mismo es el lugar donde uno es impulsado por la Palabra y por el Espíritu para recibir alimento de la Palabra o revelación de Dios. David experimentó esto mientras estaba siendo perseguido por Saúl. La mujer también es perseguida por la Iglesia de Saúl y huye al desierto no solo para protección, sino para recibir una revelación divina de la verdad.

Por lo tanto, el desierto no es tiempo perdido, ni es un mero calabozo o jaula donde nada se logra. El desierto es un lugar de crecimiento espiritual y experiencia en aprender a escuchar su voz para recibir la revelación de la Palabra. La mujer en Apocalipsis 12 es perseguida por el Dragón en las señales celestiales, pero en la Tierra, la realidad práctica es que la Iglesia Romana persiguió a aquellos que reclamaban a Sara, y no a Agar, como su madre espiritual. Este es un paralelo directo a Saúl persiguiendo a David, porque Saúl fue coronado en Pentecostés y es un tipo de la Iglesia corrupta en rebelión contra Dios.

No obstante, Dios usa este tiempo en el desierto para traer la revelación de la Palabra mientras construye su nuevo templo, y este principio se aplica a cada persona que alguna vez ha sido conducida al desierto para recibir capacitación adicional. Este fue también el tema de mi libro, El Propósito del Desierto.



DOS MATAS OBSTACULIZADORAS

Tres años antes de escribirse este libro, el 19 de marzo de 1993 (en el momento presente de la revisión del libro, podemos decir que curiosamente según Stephen E. Jones la era de Pentecostés terminó el 30 de mayo de 1993) en Eibar-Bizkaia, en una reunión especial de iglesias del País Vasco, convocada con motivo de la visita del conocido y veterano predicador argentino Alberto Scataglini, y padre del aún más conocido hoy, Sergio Scataglini, se me dio una palabra profética en el altar. Scataglini caminaba encorvado por una joroba, pero lucía la cara refulgente de un ángel por la evidente presencia de Dios en su vida. El no fue quien oró por mí ni me impuso sus manos, sino otro pastor y reconocido profeta en el País Vasco y España: Ramón Caballero; él fue quien me dio esa primera palabra profética que yo recibía en mi vida. Reconociendo que Dios me hablaba por su boca, corrí a anotarla en mi cuaderno. En dicha palabra, entre otras cosas, se me decía que Dios me iba a dar el don de interpretación de sueños y visiones.

Ana María, la esposa del pastor de "La Señora Elegida", poco después, en el pasado mes de enero del año 1996, unos días antes de que este libro fuera escrito, tuvo una visión. Fue un martes durante la habitual reunión de oración de la iglesia. La visión profética, que recogí a vuela pluma al ser relatada a la congregación, era así:

"Había un campo vallado en estado virgen, en espera de ser labrado. Fuera del campo todos los hermanos esperábamos para entrar, pero el acceso nos era impedido por dos matas que obstruían la puerta, a uno y otro lado.

El Señor le mostró a Ana María Torre, esposa del pastor, a quien le fue dada la visión, que dichas matas eran la INCREDULIDAD y la MURMURACIÓN.

La visión concluía siendo uno de los hermanos, quien escribe, que estaba presente y fue identificado por ella, el primero en aplastar las matas y entrar al campo, siguiéndole después todos los demás".

Unos meses más tarde el Señor me abrió el entendimiento para darme la revelación de dicha visión, que titulé "Finis-terre al Borde del Jordán". La visión se constituiría en el llamado de mi vida y su fuego me ha consumido sin apagarse ya por unos 24 años; en los que el Señor me ha tenido como "profeta mudo", esperando que llegase su tiempo. Sin embargo, se dieron varios vanos intentos de tratar de obrar por mí mismo al respecto en los primeros años tras recibirla, para mi desgracia, porque me llevó a severas reprensiones y finalmente a un duro castigo, que al fin quebró mi rebeldía y obstinación. Esto me empujó a la retaguardia (del primero banco de la Iglesia a los últimos) y me enseñó a enmudecer como Ezequiel y a esperar.

Más tarde a palabra profética se cumplió cabalmente cuando Dios le dio a mi hija mayor, Amaiur, un sueño. El día siguiente me lo contó y tras separarnos por un breve instante, comenzó a llegarme la interpretación, de una forma tan maravillosa y sobrenatural, que solamente un detalle quedó sin revelarse a mí. Dicho detalle le fue dado a ella justo para completar la interpretación. Sólo les diré que ese detalle era referente al bello oscuro, especialmente en los brazos y el labio superior, que a ella le preocupaba, aunque no era nada exagerado. En el sueño el Señor le decía que, de obedecer, Él haría que esos bellos fueran rubios.

Tal impacto le causó escuchar a Dios hablarle en dicha interpretación, que corrió en obediencia a hacer lo que el Señor le mandaba. Y tanta fue su diligencia que al día siguiente, queriendo yo advertirle que fuera sabia al decirles a sus amigas del mundo que tenía que dejar de salir con ellas, me dijo que ya se lo había dicho. "¿Qué les dijiste?", le pregunté. A lo que me contestó algo así: "Que Dios me había hablado en un sueño y que ya no podía salir con ellas, excepto para los partidos deportivos del instituto".

Aquí tienen a Dios diciéndole a una niña de 13 ó 14 años que no tuviera parte con el incrédulo y a ella obedeciendo; algo en lo que la mayoría en la Iglesia hoy no quiere pensar ni oír.


¿Cuales son esas matas obstaculizadoras?

Vistas a través de un velo, las matas aparecen como incredulidad y murmuración, pero si miramos atentamente, comprobaremos que son más perniciosas de lo que a simple vista parecen, dándonos cuenta de que se trata de las dos caras de la misma moneda, ¡las dos raíces o caras del ego en la moneda de la rebeldía!

Creemos que de seguirse las instrucciones de la interpretación de la visión, nuestra iglesia local podrá poner fin a los últimos años de esterilidad, para iniciar una etapa que será, si Dios lo quiere, "el año agradable" para esta Señora del norte.

Los acontecimientos acaecidos y las desoídas profecías de estos años, no han sido casuales, El Señor estaba conformando un puzle, cuya pieza final esperamos sea esta.

Pensamos que estamos a punto de vivir acontecimientos transcendentales para nuestras vidas, nuestra iglesia local, la Iglesia en general y el mundo entero; especialmente para Iberia (Tarsis) y Europa. Serán los días en que la Señora tendrá que optar entre ser "la Elegida" para iniciar el Último Gran Avivamiento (U.G.A.) o dejar tal honor y responsabilidad a otra.

¡Qué Dios te ayude y guíe, afortunada Señora, para que puedas ser hallada digna de afrontar tal llamado y no ser desechada!




INFOGRAMA DE LOS DOS REINOS

Pueden verse y descargarse en este enlace:




ORACIÓN

"Padre celestial, es mi más encarecido ruego que tu nombre sea santificado y glorificado en todo cuanto sigue; por ello no permitas que nada contrario a tu voluntad perfecta, en contenido, forma o tono; es decir, todo lo que provenga de la carne, pueda penetrar en las mentes o espíritus de quienes lean este libro; y que por todo lo que si provenga de Ti, los lectores sean ricamente bendecidos.

Consciente de que toda revelación, sabiduría y todo don perfecto son tuyos, por lo que de ellos hubiere recibe toda la gloria, pues en mí nada bueno hay ni puede haber, a no ser mi Salvador, Santificador y Señor Jesucristo; en cuyo precioso nombre a Ti me dirijo y te doy las gracias.

Amén".
 

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