DEJA QUE TU BARRO SEA BARRO..., José

 

...  Y QUE LA BUENA IMAGEN SEA DE LA DE JESÚS




2ª Corintios 4: 7: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,

2ª Corintios 12: 9: Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Juan 3: 30: Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

 

Nuestra carne, el vaso de barro, se preocupa mucho por dar una imagen adecuada ante los demás, le disturba mucho lo que puedan pensar otros. Nuestro espíritu, el tesoro, cuando está adecuadamente sintonizado en Dios, se preocupa por la naturalidad, la autenticidad, y sabe que cuando no oculta sus defectos ni sus carencias, otros pueden identificarse y ser ayudados.

Debemos ser humildes, exponiéndonos tal cual somos, en nuestra indumentaria habitual, orgullosos de nuestra edad, de nuestras arrugas y canas, sin apantallar mediante decorados de cartón-piedra; decorados como un vocabulario demasiado rebuscado, un porte afectado, y toda parafernalia externa excesivamente sofisticada, para tratar de ocultar los defectos y dar una falsa apariencia. 

La apariencia, en general, no debería importunarnos lo más mínimo, porque podemos ser modestos sin ser descuidados. Que nuestro barro se muestre como tal barro hace resaltar la belleza del tesoro que contiene: Cristo. Debemos elegir: lucir nosotros o que luzca Él. Es más, deberíamos tratar de tapar, en la medida de lo posible, el brillo de nuestra armadura de dones, conocimiento, etc., con el manto de la humildad.

En la mayoría de las películas se afanan por mostrarnos a gente muy guapa, rica, muy bien vestida y maquillada, que vive en casas maravillosas y conduce coches lujosos, come como los más sofisticados gourmets, viaja continuamente, va de vacaciones a los lugares más exóticos y la pasa bien en fiestas fastuosas, pero que nunca tienen problemas en su chequera, antes bien, la tienen bien abultada. No ha de ser así con nosotros ni aunque pudiéramos permitirnos sobrellevar un estándar de vida similar.

Cuanto más tosco es el barro, más deslumbra el tesoro que contiene. Cuanto más débil es el barro, más fuerte es el tesoro. Cuanto más pequeño soy, más grande es Cristo en mí. Dios se muestra tanto más excelente en nosotros, cuanto más menguamos y más débiles somos.

Padre, danos la gracia y la humildad que necesitamos para permanecer ocultos tras la cruz y que Cristo sea quien brille a través de nosotros. Quebrántanos, pues solo las vasijas rotas pueden dejar traslucir y brillar la luz de nuestro interior:

Marcos 14: 3: Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. Juan 12: 3: Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.

Jueces 7: 16: Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros20: Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!

José

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