APOCALIPSIS-Libro V-Cap 2: LA JUSTICIA IGUALITARIA DE DIOS, Stephen Jones, VÍDEO

 








Descripción:
La justicia de Dios es igualitaria para todos, sin acepción de raza, sexo, iglesia, ... La perseverancia o resistencia de los Santos. El caso de los creyentes tipo Jonatán, que se mantienen fieles a la "Casa de Saúl"...


Transcripción:

Capítulo 2

LA JUSTICIA IGUALITARIA DE DIOS



La sección sobre la Bestia del Mar se cierra con Apocalipsis 13: 10, diciendo:


10 Si alguno es destinado al cautiverio, al cautiverio va; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la perseverancia [o aguante] y la fe de los santos.


¿Qué tiene esto que ver con las dos bestias de Apocalipsis 13? En primer lugar, la Bestia del Mar persigue a los Vencedores, conocidos por Daniel como los santos del Altísimo. Por tanto, si estos santos son muertos a espada, no es por justicia divina, sino por injusticia. Entonces, este principio debe aplicarse a aquellos que injustamente matan a los santos, y no podemos concluir que los santos fueron asesinados porque lo merecían.


Más concretamente, sin embargo, esta declaración apunta a la mentalidad del Antiguo Pacto que se vio cuando Israel rechazó la espada del Espíritu que se les ofreció primero en el Monte Horeb. Al negarse a escuchar la Palabra por sí mismos (Éx. 20: 18-21), se quedaron con meras espadas físicas con las que conquistar Canaán. Por el contrario, Jesús dio espadas espirituales a sus discípulos y les dijo que conquistaran el mundo con estos medios.


Entonces, al final, lo que Israel le hizo a los cananeos, se le hizo a Israel. Los cananeos que sobrevivieron al genocidio huyeron a otras naciones o fueron reducidos al cautiverio. Dios juzgó a los cananeos por matar bebés como parte de su práctica religiosa. Jerusalén más tarde hizo lo mismo (Jeremías 19: 4-6). Y así Dios los trató con el mismo estándar de medida, de acuerdo con la Ley de Lev. 19: 33-36, que Jesús confirmó también en Mat. 7: 2,


2 Porque según la forma en que juzgues, serás juzgado; y según tu patrón de medida, te será medido.


Juan luego hace referencia a este principio de pesos y medidas iguales en Ap. 13: 10. ¿Quiénes son los destinados al cautiverio? Son aquellos que han desechado la Ley y la autoridad de Dios y han usurpado el poder como si el reino fuera suyo. ¿Quiénes son los que deben ser muertos a espada? Son aquellos que han matado a espada, teniendo una mentalidad del Antiguo Pacto mientras aún estaban en rebelión contra la Ley de Dios.


Antes de la crucifixión de Jesús, Pedro todavía estaba atado a la mentalidad del Antiguo Pacto. Cuando los soldados vinieron a arrestar a Jesús, Pedro quiso defender a Jesús con una espada, pensando (como lo haría cualquier seguidor devoto normal) que sus acciones eran buenas y correctas. Pero Jesús reprendió a Pedro en Mat. 26: 52-53, donde leemos,


52 Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que toman espada, a espada perecerán. 53 ¿O pensáis que no puedo apelar a mi Padre, y que en seguida pondría a mi disposición más de doce legiones de ángeles?


La perspectiva de Pedro todavía era carnal, a pesar del hecho de que había realizado milagros de curación (Lucas 10: 9) y había echado fuera demonios (Lucas 10: 17). El mismo Pedro que confesó a Jesús como el Cristo en Mat. 16: 16 se volvió y se convirtió en adversario (“satanás”) de Jesús unos pocos versículos más adelante (Mat. 16: 23).


La Iglesia Romana ha escogido honrar a Pedro en el asiento de su autoridad, la llamada “silla de Pedro”. Al colocar a la iglesia bajo la autoridad de Pedro, inadvertidamente también asumieron el problema de Pedro con la carnalidad. Por eso es tan importante estar bajo la cubierta de Jesús y no bajo la cubierta de los hombres. Las cubiertas de los hombres parecen buenas, porque uno puede subir a su nivel de crecimiento espiritual, pero al final, esas mismas cubiertas también limitan el crecimiento según las limitaciones de quien nos cubre.


(En mi propia experiencia, descubrí que cuando rechacé la Palabra del Señor y me coloqué bajo la cobertura del hombre, asumí también sus limitaciones y sus problemas. Aprendí una lección valiosa de la dura experiencia).


Este fue el problema espiritual central que surgió cuando el pueblo exigió ser gobernado por un hombre, en lugar de ser gobernado solo por Dios (1º Sam. 8: 7). Cuando el pueblo buscó el liderazgo de Saúl, lo siguieron en su rebelión contra Dios. 1º Sam. 13: 13-14 dice:


13 Y Samuel dijo a Saúl: “Has actuado neciamente; no has guardado el mandamiento de Yahweh tu Dios, que Él te mandó; porque ahora Yahweh hubiera establecido tu reino sobre Israel para siempre. 14 Mas ahora tu reino no perdurará. El Señor se ha buscado un hombre conforme a su corazón, y el Señor lo ha puesto por gobernante sobre su pueblo, porque no has guardado lo que el Señor te ha mandado.


Como hemos dicho tantas veces, Saúl era un tipo de la Iglesia, porque fue coronado en el día de Pentecostés, o "cosecha de trigo" (1º Sam. 12: 17). Él representa el reino de Dios bajo el gobierno temporal de la tribu de Benjamín antes del reino completo gobernado por Judá (David). Así también hemos visto el gobierno de la Iglesia bajo Pentecostés durante los últimos cuarenta jubileos. Tuvo problemas de rebelión desde su segundo ciclo de Jubileo, así como Saúl se rebeló ya en su segundo año (1ª Sam. 13: 1 KJV).


La Iglesia Romana, creyendo que su organización terrenal es “la iglesia”, es de la opinión de que nunca será derrocada, ni su gobierno terminará jamás. No cree ni enseña la historia de Saúl y David. La Iglesia Romana ha sido una iglesia rebelde durante muchos siglos y ha perseguido a sus “David-es” así como lo hizo Saúl. Como Saúl, la Iglesia Romana usurpó la autoridad de Cristo, y como Saúl, tuvieron la audacia de creer que lo hicieron con la aprobación de Dios, o al menos con inmunidad de persecución divina.


Y así se da el veredicto en Apocalipsis 13: 10. Los destinados al cautiverio deben ir al cautiverio. Los que viven por la espada deben morir por la espada. Estos eran dichos comunes de aquel tiempo, que mostraban que la justicia divina prevalecerá al final. Ninguna raza, nación o iglesia terrenal puede reclamar inmunidad cuando está en rebelión contra Dios. La justicia divina se imparte imparcialmente.


Nadie puede reclamar inmunidad por tener una relación especial con Dios. Los judíos cometieron este error en épocas anteriores. La Iglesia Romana (y muchas otras iglesias) han cometido el mismo error en tiempos posteriores. Sin embargo, la clave para entender todo este asunto es conocer la historia de Saúl y David y cómo funcionaron como tipos de la Iglesia y los Vencedores. Las llaves del reino no se dan a Roma ni a ninguna otra ciudad, aquellos que las poseen son los que tienen la revelación que abre las Escrituras “clave” a nuestro entendimiento.



Resistencia (Perseverancia) y fe de los Santos


Apocalipsis 13: 10 dice que este principio de justicia equitativa es la perseverancia y la fe de los santos. ¿Qué significa esto? La idea de la fe sola es enfatizada por Pablo en Rom. 4: 4-5. Santiago enfatiza las obras como la evidencia de la fe (Santiago 2: 17-18). El libro de Hebreos se enfoca en la resistencia o perseverancia (Heb. 12: 1), que parece ser un subconjunto de las “obras” que enseñó Santiago. Pero en Ap. 13: 10 vemos tanto la fe como la perseverancia como las cualidades prácticas de los Santos perseguidos por la Bestia del Mar.


En vista del hecho de que esta Bestia estaba destinada a subyugar a los Santos por un tiempo, era importante tener fe y perseverancia. Si bien siempre hubo muchas opiniones diferentes dentro de las filas de la Iglesia Romana (incluso hasta el día de hoy), el "pecado" más grave para ella era negarse a creer que la Iglesia Romana era la verdadera iglesia y que la salvación venía solo a través de la pertenencia a la Iglesia. En otras palabras, para ponerlo en términos del Antiguo Testamento, uno tenía que permanecer bajo la cobertura de Saúl, en lugar de unirse a la banda de hombres de David escondidos como “criminales” en las cuevas y bosques.


La mayoría de los que fueron torturados y asesinados fueron los que renunciaron a la cobertura de la Iglesia Romana, creyendo que la verdadera Iglesia se componía de los inscritos en el Libro de la Vida en el Cielo (Heb. 12: 23). El hecho de que la Iglesia Romana bautizara a alguien y luego lo considerara en regla no significaba que fuera un cristiano genuino. Ser un verdadero cristiano tiene que ver únicamente con la fe en Cristo. La fe en la iglesia no es lo mismo que la fe en Cristo. Ese es el tema clave. Cuando consideramos los escándalos de pedofilia que han expuesto a muchos sacerdotes, obispos e incluso cardenales en Roma, todos los cuales eran "cristianos" según la definición de la Iglesia Romana, ¿estamos de acuerdo con ellos? ¿No debemos creer más bien la Palabra de Dios que la interpretación del hombre?


¿Es posible decir que tales pedófilos tienen fe y perseverancia? ¿Qué es la perseverancia? ¿Es la capacidad de permanecer como miembro de la Iglesia ignorando el comportamiento inmoral de sus líderes? ¿No es más bien la capacidad de sus hombres de fe para soportar la persecución que viene de la Iglesia cuando se plantean objeciones? ¿Dónde está puesta nuestra lealtad?


La lealtad generalmente se reduce a una elección. En este caso, cuando una iglesia hace mal, ¿seguiremos fieles a esa iglesia o a Cristo? Nuestra lealtad es la evidencia de dónde hemos puesto nuestra fe. Y dado que la mayoría de las personas tienen fe tanto en la Iglesia como en Cristo, realmente se reduce a cuál reconocemos como una autoridad superior cuando debemos elegir. Al final, nadie puede servir a dos señores(Mat. 6: 24).



El caso de Jonatán


Jonatán era el hijo de Saúl y el heredero al trono. Sin embargo, Jonatán amaba a David (1º Sam. 18: 1) y sabía que David verdaderamente había sido llamado a ser el próximo rey de Israel. Cuando se le ordenó a Jonatán que matara a David, se negó (1º Sam. 19: 1-2). Su deslealtad a su padre trajo la ira sobre él, y Saúl incluso le arrojó su lanza (1º Sam. 20: 30-33).


Pero Jonatán es una figura trágica, porque permaneció en la casa de Saúl hasta el día de su muerte. Aunque amaba a David, murió con Saúl (1º Sam. 31: 2-4). Jonatán representa a un verdadero creyente que se mantiene leal a la casa de Saúl. Como tipo profético, representa a aquellos católicos romanos que genuinamente tienen fe en Cristo, pero que también permanecen leales a la Iglesia de Saúl. Tal vez representen a todos aquellos que lamentaron la inmoralidad del Vaticano durante la “edad de oro de la pornocracia” que caracterizó a principios del siglo X. Quizás también representen a quienes aborrecieron la tortura y el asesinato de las Inquisiciones desde el siglo XIII al XVI.


Al final, solo podemos confiar en que Dios juzgará cada caso con justicia. ¿Es posible ser Vencedor dentro de la casa de Saúl? El caso de Jonathan puede ser una prueba de que es posible. Sin embargo, ¿qué diremos cuando veamos su final? Jonatán murió con su padre y por lo tanto no pudo ser parte del gobierno de David.


No diría que tales “Jonatán-es” morirán como Jonatán, por supuesto, ni siquiera que perderán su salvación. El juicio de la Ley no se aplica de la misma manera a cada individuo dentro del panorama profético más amplio. Todos deben ser tratados como individuos, y cada persona es única. Pero seguramente esto dice algo de verdad que debe aplicarse de varias maneras según cada situación individual, en el día en que el juicio divino caiga sobre la moderna casa de Saúl, la Iglesia Romana.


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