Ahora mismo, la Familia de Jacob está llena, muy confiada en sí misma. Están en Canaán, festejando las cosas buenas de la tierra, y muy confiados. Pero hay una gran hambruna a las puertas...
“No hambre de pan, ni sed de agua, sino de OÍR la palabra del Yahweh” (Amós 8: 11).
No es un hambre de las Palabras del Señor, sino un hambre de OÍR esas palabras. Jesús dijo, “Mirad como oís”. Hay abundancia de la Palabra, y se incrementa día a día, pero cada vez va a ser más difícil para el pueblo de Dios OÍR lo que Dios está diciendo en esta hora.
La confianza en uno mismo sigue prevaleciendo. “Somos la Familia de Dios, Dios nos ama, y lo llevamos muy bien...”
Que Cristo haya sido traicionado y vendido, muy pocos parecen reconocerlo. No parece que les moleste en absoluto.
Que Cristo haya sido vendido por templos, entretenimiento, trucos promocionales, y toda clase de basura religiosa...
Que el cántico del Señor, que procede de corazones que han sido ofrecidos al Señor como una ofrenda quemada, haya sido vendido a precio de jazz, música rock, y talentos musicales muy profesionales…
Que el señorío de su Espíritu haya sido vendido (en muchos, muchos casos), por el señorío de algún líder fuerte de iglesia, quizás incluso por un apóstol, o profeta que ejerce control autoritario sobre la gente...
Que la adoración a Dios en Espíritu y en Verdad haya sido vendida por una forma de adoración programada, por drama y ficción, por entretenimiento musical...
¡Y podríamos continuar con la lista al ver las cosas carnales y malignas, y a veces hasta diabólicas, que han expulsado a Cristo de la iglesia!
Que el ministerio esté disponible para ser contratado, y que se traigan ministerios que demandan una gran financiación para poder seguir el negocio...
Que la Casa de Dios se haya convertido en cueva de ladrones, mientras que los dones y los ministerios son comercializados al pueblo a cambio de dinero o del aplauso de los hombres.
No, Cristo no está siendo vendido por treinta piezas de plata en estos días. El diablo puja mucho más alto hoy y Cristo está siendo vendido por miles, incluso millones de quetzales, dólares, euros, etc. mientras los hombres y mujeres venden sus dones, o sus ministerios, o su Rock o Jazz, por grandes sumas de dinero a cristianos incautos.
El Día del Hambre va a cambiar todo eso. Y creo que nos estamos acercando rápidamente a ese día, ... cuando el pueblo de Dios vaya a buscar su pan. Y no lo van a encontrar en ninguna otra parte más que en los graneros de José en Egipto.
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