AudioLibro: FINIS-TERRE AL BORDE DEL JORDÁN 4, Cap. I - La Circuncisión y la Pascua en Gilgal - Parte 2, José

 











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Transcripción:



9. "Y Yahweh dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy".


"Hoy"

Cuando sanaron, cuando recibieron la unción sanadora y el poder. Ninguna Iglesia debe ir a predicar el evangelio corporativamente sin la experiencia de Aposento Alto; ello sería como querer encender una hoguera con una tea apagada. No debemos predicar la moral en ropas menores.

Notemos también que es Yahweh quien marcó el fin del encierro, haciéndole saber al líder el momento en que todas las heridas habían sido restañadas.


Ninguna Iglesia debe ir a

predicar el evangelio corporativamente

sin la experiencia de Aposento Alto;

ello sería como querer encender una hoguera

con una tea apagada.

No debemos predicar la moral en ropas menores.



"He quitado el oprobio de Egipto"

Oprobio es humillación, ofensa, ignominia, afrenta, deshonra, burla, vergüenza... Egipto es el mundo. Ahora sí, hermanos, ni el parque de Txurdínaga, ni el de Etxebarría, ni el de los Patos, ni la Plaza de San Nicolás (todos ellos lugares en los que la Señora solía “evangelizar”), se reirán más de nosotros. Ahora sí, la mundanalidad y la carnalidad habrán sido extirpadas y Satanás se habrá quedado sin base de operación. Es cuando somos santificados e investidos de poder, que las humillaciones del mundo, de Satanás y de la carne tienen que huir. El enemigo de las almas no tendrá ya derechos o bases legales, no tendrá asideros donde agarrarse para manipular nuestras vidas ni para impedirnos marchar; ya nunca más en círculos, sino hacia adelante.


"Aquel lugar fue llamado Gilgal"

El diccionario bíblico traduce este término con tres acepciones: "círculo de piedras, rodar y oprobio". ¡Cuán acertadamente fue adjudicado el toponímico! Podríamos decir, parafraseando, que Gilgal fue el lugar donde:

"El pueblo de cabezas duras como las piedras, que, haciendo el ridículo, rodaba en círculos para ir a ninguna parte, acampó y fue circuncidado, sanado, vindicado y equipado".



10. "Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la Pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó".


"Acamparon en Gilgal"

Es decir, siguen en el mismo sitio. Esto se nos repite hasta la hartura.


"Y celebraron la Pascua"

En la primera Pascua (Éx. 12: 5-8) la sangre del cordero protegió a los Israelitas del Ángel Exterminador en Egipto. Esto nos habla de que solo el Cordero de Dios tiene la integridad perfecta, solo su sangre rociada nos la trae (además de la sangre derramada para perdón necesitamos ser rociados para santificación). Nosotros participamos del único que tiene esa integridad perfecta en la comunión, en la UNIDAD, representadas en la participación del pan y el vino pascuales; alcanzamos la integridad perfecta y la plenitud en el Cuerpo; es decir, en la comunión con Cristo y con los hermanos.

¡He aquí el AMOR FRATERNAL!

Ese amor que tanto echaba de menos el Señor en la Iglesia de Éfeso (Ap. 2: 4); pues quizás este versículo, como dice S. E. Wirt en su libro Después de la Experiencia, no se refiera al primer amor a Cristo de los recién convertidos; pues en el versículo precedente se dice que la iglesia "ha trabajado arduamente por amor de su nombre"; sino que tal vez aluda al sereno y maduro amor fraternal, el amor del Nuevo Testamento ("que os améis los unos a los otros como Yo os he amado") del que tanto nos hablan Pablo, Pedro y Juan en sus epístolas, al amor fraternal no fingido, el amor que da la vida por los hermanos y no del sucedáneo de los fingidos besos y abrazos de rutina al terminar el culto (1ª Ped. 1: 22). Sí, hermanos, es seguro que todos amamos a Cristo, pero ¿amamos a los hermanos?... ¿nos amamos entre nosotros sin fingimiento?...

Tras la caída del poder, del fuego del Cielo que aprueba y acepta el holocausto consumiéndolo, o mejor dicho, con su presencia y poder; pues el Espíritu Santo siempre nos trae una carga de AMOR: amor al Señor, amor a los hermanos, también amor apasionado por las almas perdidas y no solo un deseo de crecer numéricamente. Esto es evidentísimo tanto en Hch. 2: 44, como en Hch. 4: 32, donde tras los respectivos derramamientos se produjeron idénticos resultados de confraternización. ¡Aleluya, cuando viene el Espíritu Santo siempre nos inunda de amor!


el Espíritu Santo siempre nos trae

una carga de AMOR:

amor al Señor, amor a los hermanos,

también amor apasionado por las almas perdidas

y no solo un deseo de crecer numéricamente


Pero no olvidemos que también trae temor. ¡Sí!, TEMOR al Señor (Hch. 2: 43; 5: 5); ¡Temor mortal a desobedecerle, a pecar; pánico santo que puede matar y mata, como fulminó a Ananías y Safira! Creemos que es este temor el que tanto estamos necesitando; algo mucho más allá de lo que entendemos por "temor reverente". ¿O qué sintieron los israelitas al pie del Sinaí? ¿Reverencia simplemente o miedo a morir? (Ex. 20: 18-19, Pentecostés en Sinaí).

Este temor es el que hacía caer postrados a los cristianos (¡no hablamos solo de incrédulos!), retorciéndose y gimiendo por la salvación del alma (pues ya eran salvos de espíritu) al contemplar las fauces de la Gehenna, cuando predicaban Charles Finnney, Jonathan Edwards, Christmas Evans, David Brainerd, John Wesley… Este es el temor que ya está a la puerta y contemplarán nuestros ojos.

¡He aquí la verdadera UNANIMIDAD!

Pues sin amor fraternal y sin el temor de Dios que arroje fuera el pecado, la unidad es imposible. Sólo puede haber unidad con los hermanos en el Señor; es decir en ausencia del pecado, en amor y en luz; lo que quiere decir que si un hermano no está en la "sintonía" correcta, ya sea pastor, anciano, diácono, mi padre, o mi esposa o mi hijo, ni puedo ni debo estar en unidad con él. Repetimos, solamente en Cristo hay unidad. Sólo en Cristo somos uno y no en personas o ideas, a la fuerza o por manipulación o compulsión. ¡En el Señor y en nadie más! (Jer. 15: 19b; Gál. 3: 28). La verdadera unidad sólo vendrá tras el amor fraternal, que no se fabrica sino que es derramado de lo Alto, y el verdadero amor fraternal tras la santificación. Santificación, derramamiento, amor fraternal y comunión o unidad; he aquí el único camino, la única dirección.

No se construyen las casas comenzando por el tejado; no se colocan los bueyes detrás del carro; no se hacen llamamientos artificiales a la unidad en primera instancia, obviando la santidad y el amor. La unidad no se fabrica con reuniones de los pastores de una ciudad o región, sino que ha de venir de lo Alto.


La verdadera unidad sólo vendrá

tras el amor fraternal,

que no se fabrica sino que es derramado de lo Alto,

y el verdadero amor fraternal tras la santificación.

La unidad no se fabrica con

reuniones de los pastores de una ciudad o región,

sino que ha de venir de lo Alto.


Creemos que puede decirse que la falta de amor fraternal y la desunión, no son más que síntomas de la verdadera causa: ¡el cáncer de la inmundicia!

LA VERDADERA UNANIMIDAD SE CONSTRUYE EN BASE A CONDENAR Y NO EN BASE A CONDONAR EL PECADO (Watchman Nee).
UNÁNIMES SI, PERO EN EL SEÑOR (Rom. 15: 5-6; Fil. 2: 2, 5; 4: 2).

Porque Dios es santísimo, tres veces santo y sólo se manifestará en medio de la santidad. Cualquier manifestación sobrenatural en medio de la inmundicia, casi con toda con seguridad no vendrá de Dios sino del enemigo de las almas, será una manifestación de espíritus mentirosos.

En medio del pecado puede que veamos milagros, pero no tendremos la presencia de Dios, dijo un hermano.

He aquí, en suma, un pueblo SANTIFICADO, INVESTIDO DEL PODER DE DIOS, AMOROSO Y UNÁNIME. Un pueblo, ¡al fin! preparado para marchar a la guerra.


Cualquier manifestación sobrenatural

en medio de la inmundicia,

casi con toda seguridad no vendrá de Dios

sino del enemigo de las almas,

será una manifestación de espíritus mentirosos.



"A los catorce días del mes"

Según 4: 19 acamparon por primera vez en Gilgal el día diez del mes primero, y celebraron la Pascua el día catorce del mes. Como una herida no sana en sólo cuatro días (Gén. 34:25), hemos de suponer que dicha Pascua tuviera lugar al mes siguiente, el segundo mes. Si realmente ocurrió así, tendríamos un total de treinta y cuatro días*, en los que se llevó a cabo todo el proceso, desde la acampada para santificación, hasta la perfecta comunión en esta Pascua.

Tras la santificación y la Pascua quedamos identificados y autorizados para entrar por la puerta. ¿Merecerá la pena dejar todo, parar y confiar esperando sólo en Dios por unos días? ¿Y si no fueran treinta y cuatro sino más? La Palabra es clara al respecto: "HASTA QUE SANARON"; hasta que Yahweh confirme al Josué de turno el día en que el oprobio haya sido quitado, haya sido resuelto.

*El número treinta y cuatro en hebreo se escribe con las letras lamed (autoridad) y daleth (una puerta). Tiene que ver con la autoridad para pasar por la puerta o entrar en una casa. Uno puede entrar legalmente después de que él mismo se ha identificado. Y así, treinta y cuatro es el número de identificación.

 


"En los llanos de Jericó"

Limpios como recién nacidos, como quedó Naamán tras ser curado de su lepra, tipo de la rebeldía y de la mortalidad (2ª Rey. 5), entonces pudieron descender del collado a los llanos y celebrar la Pascua. La tensión se aflojó y el pueblo pudo comenzar a relajarse en la paz del temor y del amor de Dios.



"Al otro día de la Pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas" (v. 11).


"Al otro día"

La bendición de la obediencia no se hizo esperar mucho tiempo; cumplida la condición se obtuvo la promesa (Heb. 6: 12). Todo se desarrolló tal como el Señor lo dice en el primer capítulo de Isaías, donde vemos que tras el arrepentimiento viene la bendición. Resumiendo ese capítulo vemos:
vs. 1-9: Pueblo rebelde,... que no entiende, sin conocimiento, ¡gente pecadora!... Cabezas enfermas... desde la planta del pie hasta la cabeza no hay nada sano …

vs. 10-15: Dejen de hacer sus obras muertas que me son abominables.

vs. 16-17: Lávense y límpiense, dejen de hacer lo malo, restituyan.

v. 18: Vengan LUEGO y arreglemos cuentas... SI QUIEREN Y OYEN, COMERÁN EL BIEN DE LA TIERRA.

Josué y su pueblo quisieron, oyeron y comieron... y nosotros, ¿qué haremos?


"Comieron del fruto de la tierra"

¡Al fin se pudo dejar el alimento para bebés! (el maná es alimento de emergencia para rebeldes, y el agua de la roca es agua de emergencia para rebeldes, según Johnny Enlow en "La Profecía de los Siete Montes"). Se acabó la lechecita y viene ahora el alimento para gente madura (1ª Cor. 3: 1-3). El fruto es el alimento y ¿cual alimento, sino toda Palabra que sale de la boca de Dios? (Mat. 4: 4).

Creemos ver aquí la vuelta de las revelaciones, los "rhemas", la visión, las visiones, la profecía, los dones, el fruto del Espíritu, milagros y señales...; es decir, un nuevo fluir para la edificación del pueblo de Dios. Tenemos aquí pan integral (Cristo) y sin aditivos (sin levadura); a Cristo tal cual es; la Palabra al completo sin quitarle lo que escuece, como por ejemplo lo tocante a reprender el pecado y administrar disciplina en la iglesia; y sin añadiduras humanas, tales como doctrinas y reglamentos humanos. Se acabó el "evangelio LIGHT". Se acabó la babilonización o secularización galopante; camino que siguió y sigue la Iglesia Católica Romana, y más tarde todas sus hijas protestantes y evangélicas. Ella es la la mujer de Mat. 13: 33, que por mezclar las tres medidas de harina (las perfecciones de Cristo: profeta, sacerdote y rey) con la levadura (añadiduras humanas al evangelio, idolatría,...) se convirtió en Babel; la Iglesia de las mezclas, de la confusión, pues eso justamente significa Babel; es decir, en una Gran Ramera, madre de todas las abominaciones en la Tierra, que Dios detesta; pues en sus revolcones con todo y con todos leudaría toda la masa. Y en verdad ha tenido éxito, pues toda la "cristiandad" está hoy contaminada, en mayor o menor grado, de tal infecta levadura, salvo excasísimas excepciones; tal vez sólo una, Filadelfia, la que ha de prevalecer por no tener nada que ver con la “cristiandad” leudada.

Nota:

Hoy, al tiempo de esta revisión de 2018, sabemos que Pentecostés era la única fiesta que admitía una ofrenda con levadura (Lev. 23: 17), cosa que representa la degradación de la Edad Pentecostal, que ha rechazado el bautismo de fuego, lo único que puede tratar con la levadura. La Edad Pentecostal ha abarcado 40 jubileos, desde el año 33 hasta el año 1933. Así como Saúl el rey pentecostal que reinó 40 años y fue coronado en la cosecha del trigo, que representa Pentecostés y llegó a profetizar, pero acabó usurpando el trono de Dios como si fuera suyo y por ello fue desechado para ser atormentado por demonios y acabar escuchando a la adivinadora y espíritus malignos; así también la Iglesia de Saúl o Iglesia del Desierto funcionaría en base a avivamientos, que acabarían muriendo por efecto de la levadura, ha terminado siendo Laodicea, la Iglesia degradada y apóstata, que trágicamente piensa sobre sí misma todo lo contrario de lo que es; y no solamente degradada, sino atada, atormentada y escuchando voces que no son del Espíritu del Señor, sino de sus enemigos.

¡Qué tremendo peligro corremos! ¡Cuánto nos parecemos a ella! Programas, actividades, marketing de iglecrecimiento, marchas (llamadas así eufemísticamente para que no se note mucho que son imitación de las procesiones católicas), maquillaje, rutina, evangélicos usando ropa talar, disfraces y caretas de obras muertas y humanismo,...; todo esto cada vez más. ¡A mares! Pero ¿santidad? ¡Cada vez menos!

¿Reaccionaremos antes de que Cristo nos retire el candelero y nos vomite de su boca? (Ap. 2: 5; 3: 16). Démonos cuenta que a Laodicea se llega desde Filadelfia por dos caminos: el del exceso, como en los EE.UU. con su "súper": súper-fe, súper-prosperidad, súper-sanidad; y el del defecto, como en España o Europa con su "mini": mini-fe, mini-prosperidad, mini-sanidad...

¡Necesitamos COLIRIO si es que no no vemos esto! ¡Garrafones de colirio!


"Espigas nuevas tostadas"

¿Se tratará quizás de nuestras primicias, nuestros primeros frutos, las primeras almas añadidas tras la santificación y la comunión fraternal? Seguro que sí, y además ¡calentitas!, recién horneadas, como las espigas nuevas tostadas.


"En el mismo día"

Recordamos ahora que el mismo día en que fue derramado el Espíritu Santo, en Pentecostés (Hch. 2), Pedro habló con poder y con gran revelación y tres mil espigas nuevas brotaron. Podría decirse que fue una buena campaña evangelística ¿no creen? Y eso aunque no hubo carpa, ni payasos, ni guiñol, ni mimos; no hubo folletos ni nada de eso (Is. 31: 1). Solamente una cosa se necesitó: una pequeña congregación de 120, eso sí, santificada, unida y transformada por el poder del Espíritu Santo.

Repitámoslo una vez más: solamente una iglesia que haya pasado por la "Experiencia de Aposento Alto"; es decir, por el Jordán, Gilgal, Aralot y los llanos de Jericó, solo una iglesia así estará capacitada para evangelizar; o más bien, para que el Señor pueda añadir a ella los que tengan que ser salvos.

en Pentecostés, Pedro habló

con poder y con gran revelación

y tres mil espigas nuevas brotaron.

Podría decirse que fue una buena campaña evangelística 
¿no creen?

Y eso aunque no hubo carpa, ni payasos, ni guiñol,

ni mimos; no hubo folletos ni nada de eso.

Solamente una cosa se necesitó:

una pequeña congregación de 120,

santificada, unida y transformada

por el poder del Espíritu Santo.


¡A ti se te dice Señora! ¿Estás dispuesta a reconocer tu error, parar, acampar, santificarte y celebrar la Pascua, para ser investida del poder de lo Alto? ¿Estás dispuesta a reconocer tu CEGUERA y tu REBELIÓN? ¿Estás dispuesta a despojarte de tu disfraz de ACTIVISMO dejando al aire tu desnudez? ¿Estás dispuesta a lavarte, limpiarte, dejar de hacer lo malo, RESTITUIR y venir luego para estar a cuenta con tu Dios? ¿O dirás, como el pueblo rebelde a Jeremías: "no andaremos" (Jer. 6: 16); o como le dijeron a Isaías: "no queremos quedarnos quietos" (Is. 30: 15)?

La Palabra es clara: "si quisiereis y oyereis". No es que la mano de Dios se acorte para darnos, sino que la bendición depende de nuestra voluntad de oír y obedecer.

¡Señora, Señora, "que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!... ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta" (Mat. 23: 37-38) (¿Recuerdan la prédica de la higuera estéril próxima a ser arrancada?). "Porque os digo ahora (hoy Señora, hoy) que no me veréis hasta que digáis: bendito el que viene en el nombre del Señor" (v. 39).

Severa amenaza la que pende sobre nuestras cabezas. ¿Será suficiente para movernos al arrepentimiento verdadero?



12. "Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año".


"El maná cesó desde que comenzaron a comer"

El "desde" es enfático. Hasta aquí el Señor nos ha alimentado "gratis", con pan y agua de emergencia, con almas que no ha "ganado" la iglesia, sino que el Señor ha traído. Pensemos un momento en la procedencia de esas almas nuevas que vinieron a la iglesia durante los tres últimos años. ¿Cómo vinieron? ¿Fueron fruto de las campañas en los parques de Txurdínaga, Etxebarría, el de los Patos u otros? Ni una sola; sino que todas las almas nuevas que han perseverado, vinieron por sí mismas, traídas por el Espíritu Santo o por evangelización personal. ¡Y gracias a Dios que haya sido así!, pues de lo contrario sabe Dios donde hubiéramos podido ir a parar, al añadirse a nuestro extravío la jactancia por el "fruto silvestre" de haber engendrado ismaelitas, moabitas o amonitas.

Desde que aparezcan las nuevas espigas de la Tierra; es decir, los primeros frutos del avivamiento soñado, se cabará la lechecita del maná y vendrá la carne del maná escondido. Ese maná representa la Palabra encarnada. Ahora seremos cartas escritas que se han hecho una y la misma cosa con la palabra revelada.

Del otro lado del Jordán el maná externo que caía delante de nuestras tiendas cada día, será sustituido por el maná escondido o interno. Así como cesó el maná externo, tipo de la Palabra escrita, y pasó a encerrarse dentro del Arca en una urna, tipo del del Rhema Viviente; la Palabra escrita (logos) pasa a un segundo plano en pro de la Palabra Viviente (rhema), del Maná Escondido, que es Cristo formado en nosotros, dirigiéndonos desde adentro en nuestros espíritus. Pasamos del Lugar Santo al Lugar Santísimo, donde todo lo hace Dios y nosotros sólo descansamos en Él. Nos trasladamos del Antiguo al Nuevo Pacto, donde para nuestra salvación confiamos en la obra consumada de Dios y no en nuestras obras.


Así como cesó el maná externo,

tipo de la Palabra escrita,

y pasó a encerrarse dentro del Arca en una urna,

tipo del del Rhema viviente;

la Palabra escrita pasa a un segundo plano

en pro de la Palabra viviente,

del maná escondido,

que es Cristo formado en nosotros,

dirigiéndonos desde adentro en nuestros espíritus.



"Nunca más tuvieron maná"

Se acabaron definitivamente las "aspirinas con azúcar". Se acabó el no reprender, el hacer la vista gorda como hacía el sacerdote Elí (1ª Sam. 2: 22 y ss.), se acabó el admitir excusas,..., se acabó por fin la lechecita. ¡Aleluya!

Se terminaron los lloriqueos, las quejas, las pataletas y los coros de plañideras pletóricos de afectación, con pretensión de intercesión. Se terminaron la mundanalidad, la prevaricación, el temor de los hombres, la acepción de personas, el secretismo, los chismes,…

¡NUNCA MÁS TUVIERON!

¡Gloria al Señor!

Se terminaron los lloriqueos, las quejas, las pataletas

y los coros de plañideras pletóricos de afectación,

con pretensión de intercesores.


"Aquel año"

¿Cual año? El año de la santificación, este año que comenzamos; el año de prórroga de la higuera, de la Señora Elegida. Aquel año de prórroga que en su misericordia el Espíritu Santo solicitaba al Señor para la higuera. Dios por su maravillosa gracia aún nos mantendrá un año más de lo que no sembramos, de las espigas que amorreos, cananeos, etc. abandonarán en su huida. El año agradable, sin duda, pero también el año de prórroga.

Es urgente reconocer que nos estamos moviendo "en el tiempo de descuento", en un tiempo extra de misericordia, que se nos ha concedido. Finalizado tal año vendrá la hora de la verdad y será cuando santificados, revestidos de poder y unánimes, habrá que trabajar y hacerlo con denuedo; ahora sí, en las obras preparadas de antemano por Dios, para que andemos en ellas (Ef. 2: 10). El de ahora no será pues tiempo de sembrar, sino de CAVAR Y ABONAR, actividades ambas internas y no externas, de puertas hacia adentro. ¿Recuerdan? el alimento de ese año vendrá "gratuitamente", aunque esto sea difícil de digerir para estómagos orgullosos y para los necios, que habiendo comenzado por el espíritu, se empeñan en acabar en la carne (Gál. 3: 3); aquellos que pretenden el avivamiento por las obras de la carne y no por la fe.

Pasado este año agradable ya se podrá salir de Jerusalén (las paredes de la Señora) e ir en pos de la conquista de Jericó (Bilbao) y luego de Hai (Lekeitio) o Getxo o..., y todo cuanto el Amado nos ponga por delante.



13. "Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?"


"Cerca de Jericó alzó sus ojos"

Yahweh había engrandecido a Josué delante del pueblo (4: 14), pero estando ya cerca de Jericó Josué aún no sabía cómo enfrentaría y ganaría su primera batalla; el Señor todavía no le había revelado los detalles del siguiente paso tras la acampada. Estaba preocupado por ese segundo paso, que no le sería revelado hasta haber completado el primero. Josué tenía "el qué" delante de sus narices: conquistar Jericó, pero no sabía "el cómo" ni "el cuándo". Esos detalles finales le fueron mostrados en el momento justo, ni antes, ni después; la revelación vino justo en el tiempo de Dios, y lo hizo con teofanía incluida. Cuando alzó los ojos y dejó de mascullar sus propios planes, ¡gloria a Dios y aleluya!, allí estaba el Estratega de estrategas, el Capitán de las Huestes Celestes, nuestro santísimo Señor Jesucristo.


"Delante de él"

Posición correcta: Cristo al frente, luego el líder y tras ellos los demás. La Nube siempre por delante y encima, para no "tostarnos". "Como poderoso gigante irá delante de nosotros" (Is. 42: 13).


"Tenía la espada desenvainada"

Esa era la señal de que ahora si había llegado la hora de pelear o quizás más bien de ocupar el territorio que Él ya había conquistado; porque siempre es sin ejército y sin fuerza, pero con el Espíritu de Yahweh de los Ejércitos (Zac. 4: 6). Esta es la santa y constante táctica de lucha en toda la Biblia: Dejar que luche el Capitán (2º Cr. 20: 1-30; Éx. 14: 13-14); Sal. 46: 1-3, 10; Heb. 4: 10; Is. 30: 15; Jos. 6: 1-5; 1ª Sam. 2: 9c…)




14. "El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Yahweh he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?"


"El respondió: No"

El Señor se santificó a Sí mismo: "Por supuesto, Josué, Yo no soy de los tuyos y mucho menos de los otros. YO SOY mucho más. YO SOY Dios y no hombre. YO SOY el Señor y nadie se compara conmigo".


"Mas como príncipe … he venido ahora"

"Antes tenía el traje de Sacerdote, de Intercesor y de Santificador, pero ahora llevo el traje de Rey, de Príncipe guerrero, ahora vengo de ganar la batalla para vosotros".


"Entonces Josué, postrándose... adoró"

Es al oír su voz que reconoció al Señor que tantas veces le había hablado, pero a quien por primera vez contemplaba sin poder apenas mirar. ¡Qué éxtasis tan sublime disfrutaría Josué! ¡Cuán gloriosa sumisión adoratoria del siervo fiel ante su Príncipe! ¡Gloria a Dios! Es como si Josué hubiera dicho algo así: "¿Cuales son tus instrucciones para el próximo paso, mi maravilloso Espíritu Santo?" o , como reza el texto: "Que dice mi Señor a su siervo?"


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