DIAMANTE COMO SÍMBOLO DE LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, José




1ª Corintios 3: 12
Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, PIEDRAS PRECIOSAS, madera, heno, hojarasca...

Proceso de formación, extracción, tallado-pulido del diamante


Los diamantes, junto a las demás piedras preciosas, simbolizan la obra transformante del Espíritu Santo, para formar a Cristo en nosotros. Estas gemas se forjan con mucho tiempo, presión y temperatura (fuego) en el corazón de la tierra. Para encontrarlas y extraerlas habrá que cavar profundo, hasta hallar el diamante en bruto.


Ese proceso hasta aquí, simbolizaría la obra desde la Pascua a Pentecostés; es decir, desde Egipto al Jordán. Esta es la obra de destrucción de la vieja creación:

Jeremías 1:10
Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar,

Una vez extraído el diamante, una vez cruzado el Jordán, el experto tallador, viendo ya antes en su mente la forma definitiva que la joya tendrá (el ministerio, propósito o llamado), pensará muy bien dónde le dará el golpe de corte (muerte y circuncisión del corazón) para que el diamante no se eche a perder. Una vez cortado con precisión, será tallado y pulido. 

Creo que esta obra de corte, tallado y pulido podría compararse con la tercera etapa. La de Tabernáculos, una etapa de construcción, en la que el Cristo ya formado en nosotros crecerá hasta la plena madurez:

Jeremías 1:10
... para edificar y para plantar.


 

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